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Herramientas pedagógicas para la labor del docente en contextos de vulnerabilidad social (página 2)




Enviado por Fabián Inostroza



Partes: 1, 2

Actualmente, una de las problemáticas que
más afectan a las personas de los sectores menos
favorecidos, es el de la desintegración material y
simbólica. La primera, implica el impedimento respecto al
acceso a los bienes y servicios adecuados, mientras que la
simbólica inhabilita a las familias afectadas de ser
partícipes en el proceso de gestión y
asimilación de los valores sociales (VEGA Y MIRANDA,
2005). Aspectos preocupantes que las escuelas en estos contextos
no desarrollen los recursos necesarios para promover la
superación personal.

1 Llosa, S (1999) "La
necesidades referidas a la salud y la educación" en
Maestros, alumnos y conocimiento en contextos de pobreza
(2005)
Vega , M. y Miranda, M. Pág. 29.

Una de las creencias más acentuadas es la que
establece una correlación directa entre el nivel educativo
que alcance una persona y el retorno en términos
económicos que tendrán estos estudios a futuro. Por
ello, a diferencia de los niños y jóvenes que
provienen de sectores más acomodados de la sociedad, los
cuales tienen mayor acceso a la cultura desde pequeños a
comparación de los que provienen de sectores en donde este
tipo de estímulo escasea, debe existir
discriminación positiva respecto a una de las
tareas más urgente de la escuela, que es el lograr un tipo
de compensación de este capital cultural familiar
deficiente que faltó en la etapa pre – escolar. De
esta forma la institución educativa debe proveer las
instancias y oportunidades necesarias que permitan poder aspirar
a los niños y jóvenes a lograr niveles educativos
similares a los que alcanzan los de la clase alta de forma tal
que puedan instaurarse de forma activa dentro de la sociedad,
evitando así el sentimiento de marginación, y el
desarrollo de ciertas conductas de riesgo como la
drogadicción, narcotráfico, delincuencia, etc.
(EYZAGUIRRE, 2004).

Para contrarrestar este fenómeno es necesario el
desarrollo de capital humano en las escuelas, que permita el
manejo, empleo y transformación de la información,
como la mejor forma de acceder a oficios y profesiones que
permitan alcanzar una calidad de vida satisfactoria. Si bien, el
conocimiento y el uso de este para transformar la realidad es
fundamental y necesario, también hay que hacer referencia
a los factores afectivos y emocionales que permiten forjar una
actitud positiva hacia el aprendizaje y a la superación
personal.

No obstante, no sólo los factores relacionados
con el capital cultural familiar son suficientes y necesarios a
la hora de desarrollar un proceso educativo, también hay
que considerar que podemos encontrar otras limitantes o barreras
que interferirán en el proceso educativo, factores tales
como: enfermedades crónicas, traumas infantiles, baja
autoestima, violencia intrafamiliar, desórdenes por
depresión y/o ansiedad, separaciones, etc. Lo anterior
refuerza la idea expuesta por estudios que mencionan que
generalmente los profesores de educación básica, se
centran más en desarrollar los aspectos afectivos y
valóricos, porque ante estas problemáticas deben
centrarse en resolverlas como prioridad, dejando los contenidos
más disciplinares para la educación media (OSSA,
2002).

Sin embargo, la tendencia a la que hacen referencias
estos estudios son sólo una consecuencia natural, ya que
los docentes no pueden desarrollar una labor educativa apropiada
cuando esta diversidad de factores se conjugan y complican el
logro de los objetivos pedagógicos planteados.

Es por lo anterior que hay que sumar al análisis
los factores socio afectivos que contribuyen a la mejora del
rendimiento académico, como también demostrar que
estos proporcionan los cimientos necesarios que permiten
que sea posible ante todas las dificultades, el poder conjugar de
forma equilibrada la enseñanza enfocada al desarrollo de
la autoestima y la resiliencia, con los contenidos
académicos y los objetivos propuestos por el marco
curricular nacional.

En
búsqueda de los factores afectivos que contribuyen a la
superación personal

Cuando pensamos, no lo hacemos empleando solo nuestras
facultades cognitivas, sino que lo hacemos con la vida, por ello,
es una simplificación considerar que cuando reflexionamos
sobre una realidad, y en el caso de los estudiantes, cuando lo
hacen sobre los contenidos académicos, considerar que solo
lo llevan a cabo por medio la razón, se está
implícitamente rechazando una serie de componentes que son
una poderosa ayuda en términos de la consecución de
los aprendizajes. Es por esto que también se debe tener en
cuenta el rol que juegan los procesos afectivos como
también su influencia en el aprendizaje. Por tanto, es de
interés determinar cuáles son los factores que
asumen un rol protagónico en este proceso, como lo son: la
motivación, el ambiente del aula, la relación
profesor – alumno, la autoestima, la resiliencia, etc.
Ahora, cuando consideramos el trabajo en contextos de
vulnerabilidad se ha determinado que son esenciales el desarrollo
de la autoestima y la resiliencia, ambos factores relevantes y
posibles de desarrollar en todos los alumnos. Esto se puede
fundamentar observando la realidad que viven a diario
niños y jóvenes en estos sectores, que tiende a
generar que su percepción sobre sus posibilidades solo se
reduzcan a reproducir las condiciones materiales y sociales en
las cuales han nacido (CYRULNIK, 2002)

En este aspecto, las representaciones mentales que
poseen tanto profesores, alumnos y padres tienden a generar
"profecías autocumplidas" en el sentido que si consideran
que su destino es ser pobre y que sus capacidades y posibilidades
no le permitirán surgir, es muy probable que éstas
en un futuro cercano se cumplan. Es importante resaltar que estas
creencias implícitas deben ser puestas en duda, debatidas
y enjuiciadas, en base a considerar en forma realista,
cuáles son las potencialidades que se tienen a mano y
cuales son las oportunidades que la sociedad ofrece para poder
desarrollarse. Si bien, en contextos de pobreza no existen muchos
recursos materiales y culturales, esto no es una limitante, ya
que el principal recurso en ellas es el docente, quien por medio
del desarrollo de estos constructor psicológicos primero
en su persona y luego a través de los contenidos
curriculares, y más aún por medio de su ejemplo,
será capaz de mostrar un modelo de humanidad que sea
inspirador para sus alumnos (BRANDEN, 1996)

Cuando efectivamente el docente transforma sus
expectativas y representaciones respecto al trabajo con
niños en contextos de vulnerabilidad y su impacto sobre
ellos, se debe procurar tratar los factores afectivos por medio
de los contenidos curriculares de manera que se logre un
equilibrio entre ambos. Por ello, la propuesta que se ofrece en
el presente artículo, es detenerse a analizar en forma
detallada, la forma en que inciden la autoestima y la resiliencia
en el desempeño académico, y por ende, en la
realización personal de los alumnos que asisten a este
tipo de institución educativa.

Una de las realidades que deben enfrentar los
niños y jóvenes que enfrentan la pobreza a diario,
es la de poseer una percepción errada respecto a su
rendimiento académico que podrían alcanzar, el
nivel de eficacia personal, como el de autorrealización.
Si no existe alguien que intervenga para modificar esta
situación es probable que estas creencias tiendan a
perpetuarse , por tanto el profesor es el profesional encargado
de romper, mediante la confianza en los niños que tiene a
cargo este circulo vicioso, de tal forma, que logre identificar
por medio del conocimiento de las problemática individual
de cada uno de los alumnos y a partir de un diagnóstico
pedagógico, desarrollar un plan de intervención
para modificar de acuerdo a sus posibilidades aquellos factores
que estén interfiriendo en el desempeño
académico y personal.

Con el fin de buscar alternativas de mejora, en el
siguiente apartado se profundizará en la
comprensión de dos constructos derivados de la
psicología, los que cobrarán una importancia
protagónica a la hora de desarrollar un plan de trabajo
para modificar las creencias y representaciones que poseen los
alumnos de su propia capacidad y posibilidades.

Una de las ideas básicas que debemos mencionar, y
que cada vez cobran mayor relevancia, son las relativas al
trabajo que se debe realizar primero respecto al desarrollo de la
autoestima y la resiliencia en el docente, como también en
un trabajo en conjunto con la familia de los niños y
jóvenes que estudian en contextos desfavorecidos,
sólo de esta forma el programa de intervención
será adecuado. Sin embargo, de no ocurrir lo anterior lo
más probable es que el impacto esperado de este estudio en
las personas, sea inferior, por ello el compromiso personal y
social juega una vez más un rol determinante. A
continuación se explicará en forma más
detallada lo que son la autoestima y la resiliencia y su
relevancia para la educación en contextos de
pobreza.

La Autoestima y
la Resiliencia: su importancia y desarrollo

Hoy en día, a la mayoría de nuestros de
estudiantes al enfrentarse a los retos y tareas impuestas por las
escuelas, les surge una serie de sentimientos casi aterradores
para ellos, a desde el miedo al rechazo, pasando por la no
valoración de sus propios logros, debido a la
insatisfacción de éstos por parte de docentes y/o
familiares al no alcanzar ciertos estándares esperados e
impuestos desde fuera. De esta forma, sumado a los distintos
factores que hoy afectan a la educación, es que se hace
cada día más difícil la buena
recepción de la educación por parte de los
distintos agentes educativos, desencadenando principalmente en la
no valoración de logros personales, ante las distintas
tareas que conlleva este proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es por esto, que es importante cuando hablamos de temas de
educación, enfocarnos en dos constructos
psicológicos principales: la autoestima y resiliencia, los
cuales nos permitirán dar un vuelco importante a las
creencias antes mencionadas por los alumnos y/o a las
representaciones dadas a la educación por sus propios
agentes constituyentes.

Actualmente, dar significancia a ambos constructos
mencionados, requiere de una puesta en escena de una amplia gama
de definiciones, las cuales desde un tema educativo suelen muchas
veces dar una respuesta completa a lo que de ellas necesitamos
extraer para el beneficio propio, tanto de estudiantes como de
los mismos profesores, por ello emplearemos sólo las
definiciones más funcionales a nuestros propósitos
que es aplicarlas al aula. Es por esto, que la autoestima,
podríamos comprenderla desde dos aspectos relacionados
entre sí. Por un lado la eficacia personal, dada
por la propia sensación de confianza frente a los
distintos desafíos que se nos presentan en la vida, por
medio de la valoración de nuestro pensamiento al entender
los hechos que ocurren a nuestro alrededor, lo cual
variará por nuestras perspectivas, tanto de creencias,
como intereses y necesidades propias de cada sujeto, radicando
principalmente en el sentimiento de confianza que cada persona
crea de sí mismo; y el respeto a uno mismo, que
conlleva al sentimiento de "yo merezco felicidad", valorando mi
propio yo, mi derecho a la vida y de ser feliz, considerando que
la alegría y la satisfacción son sentimientos
naturales y que todos debemos poseer (BRANDEN, 1995). Será
así, como concluiremos que la autoestima tiene que ver con
la valoración propia del yo, con la aceptación
plena de lo que uno es, y que esto, no debe condicionar mi
felicidad, ni la realización personal ante las tareas que
la vida pondrá por delante.

No ajeno a lo que significa autoestima y
prácticamente complementaria a lo que ella resulta, se
encuentra lo que es la resiliencia, la cual fundamentalmente
tiene que ver con el hecho de sobrellevar las realidades
adversas, saber enfrentarlas y poder salir adelante; donde pese a
las condiciones hostiles que se nos fueron presentando en el
pasado, logramos proyectarnos en un futuro mejor, un futuro
diferente (CYRULNIK, 2002). Sin embargo, es importante considerar
que las experiencias vividas jamás se eliminarán
del todo, no obstante, si se podrá lograr mirar
atrás con un sentimiento de superación y
alegría por verse en ese momento mucho mejor de lo que
alguna vez se estuvo.

Será así, como entre ambos conceptos
existe una interrelación : la autoestima es más
básica y fundamental que la resiliencia, ya que la
percepción de mi derecho a "ser" y "estar vivo" es
más primitivo que el de poder superar una situación
traumática y salir adelante, gráficamente la
autoestima serian los cimientos del edificio y la resiliencia el
primer piso de este. Ahora la importancia de cada una de ellas,
es la siguiente : la resiliencia permite el superar la adversidad
y tolerar el cambio de las consecuencias psicológicas
negativas que el pasado pudo dejar en nuestra persona,
convirtiéndolo en fuente de energía para lograr
derribar dichos estigmas y poder salir adelante; la autoestima,
nos ayuda a visualizar qué es lo que nosotros merecemos,
dándonos la oportunidad de valorarnos a sí mismos e
imaginarnos en un futuro mejor de lo que ya hemos pasado, pero
principalmente, nos ayuda a aceptar y visualizar qué es lo
que está ocurriendo a nuestro alrededor, darnos cuenta de
qué es lo que nosotros merecemos, dando como objetivo
final, el querer encontrar y trabajar por lograr nuestra propia
felicidad.

Una de las problemáticas más usuales en
las escuelas que trabajan en los sectores más
desfavorecidos de nuestra sociedad es la que hace referencia a
las exigencias que provienen de las autoridades encargadas de
diseñar el currículum, el cual está enfocado
principalmente a atender a la clase media y alta de la sociedad.
Ante esto, se hace notorio el déficit cultural y las
diferencias existentes entre la realidad y los códigos
entre ambas realidades tal como lo enunciaba el sociólogo
Inglés B.Berstein. . Sin embargo, esto no debería
por qué determinar el futuro académico de los
alumnos, ni su rendimiento satisfactorio personal en las tareas
que la escuela demanda, ya que pese a que existan distintas
condiciones que caractericen a los alumnos, todos deberían
poder salir adelante, luchar por sus objetivos y lograr sus
metas, por muy "ilusas" o poco realistas que puedan
parecer.

En muchas escuelas, donde la pobreza cultural enmarca
las aulas de los alumnos debido al escaso capital cultural que
traen estos desde el hogar, surgen sentimientos tanto de miedo
como de rechazo a lo que son las prácticas estudiantiles,
ya sea por sentirse menos que el compañero, o por la
insatisfacción del docente a cargo al ver que ciertos
alumnos no consiguen la media esperada dentro del rendimiento
estándar que se debería lograr. Es en estos casos,
donde los alumnos se van encerrando en sí mismos y van
cometiendo los mismos errores una y otra vez, dejando de lado la
superación a sus problemas, ya sea por no sentirse capaz
de que ellos también pueden o porque no reciben el
estímulo suficiente que los aliente a ir más
allá y superar sus trabas ante ciertos problemas. Es
ahí donde principalmente radica la labor del profesor, el
cual deberá dar herramientas a los alumnos para poder
salir adelante, enfrentar sus miedos y lograr la
superación de sí mismos, lo cual les
entregará un sentimiento de esperanza, abrirá sus
horizontes de posibilidades y conseguirá que los alumnos
luchen por lo que ellos desean y se sientan capaces de que lo que
esperan de sí mismos, si lo puedan lograr.

Es así como podemos determinar ciertas
herramientas que nos guíen nuestro proceso de
enseñanza-aprendizaje en pro hacia el refuerzo de la
autoestima y resiliencia, las que de una u otra forma
ayudarán a los alumnos a tener fe en sí mismos,
sentirse capaces de que sí pueden salir adelante,
valorando sus logros y apoyándose de ello para poder
transformar un pasado que en cierta forma, no le fue realmente
satisfactorio para ellos mismos. Es importante mencionar, que
tanto los docentes a cargo, como los propios familiares
más cercanos de los alumnos, deben hacer un trabajo en
conjunto en torno a este tema, ya que está claro que si
los cimientos no están firmes, no podemos seguir
construyendo para lograr etapas más avanzadas o
elevadas.

Herramientas
pedagógicas a desarrollar

Una de las tensiones más importantes existentes
en el plano educativo es el de la distancia existente entre los
discursos y prácticas docentes. En este artículo se
pretende disminuir esta brecha, por medio de aportes que
partirán apelando primero al cambio personal en el caso de
los profesores, para posteriormente poder modelar esta
transformación en beneficio de los alumnos. Así
también, es indispensable que dentro del contexto en el
cual se trabaja, se logre llevar a cabo un diagnóstico
pedagógico individualizado para conocer en profundidad la
realidad y las problemáticas de cada estudiante, como
además, trasladar los desafíos y situaciones que
están presentes en la vida diaria de los niños en
el aula.

Una de las situaciones más complejas presentes en
la escuela es la relacionada con el nivel de autoestima de los
profesores. Sabemos que este constructo psicológico es
más básico y fundamental que la resiliencia, por
ende, si no tenemos un mínimo de respeto por nosotros
mismos no podremos lograr superar la adversidad que eventualmente
se podría presentar cuando un docente se desempeña
en comunidades donde existe vulnerabilidad social. Sin embargo,
un educador con un nivel de autoestima y resiliencia adecuado,
podría ser el más efectivo recurso que
inspiraría a los niños y niñas a conocer el
respeto por su persona, como también reconocer su valor,
sus capacidades y sus potencialidades, lo que indudablemente se
traducirá en la motivación para buscar los medios y
recursos para salir de su situación actual, tratando de
encontrar otras formas de vida que permita mejorar su calidad de
ésta, para así desarrollar su proyecto vital a
satisfacción.

Por todo lo anterior, es indispensable que el docente
sea quien primero reflexione respecto a su nivel de autoestima,
para poder comenzar con el desarrollo de este factor en sí
mismo, de manera que por medio de su aprendizaje y experiencia
pueda lograr obtener una mejora a nivel personal, ya que
obviamente no podemos transmitir de forma efectiva, algo que no
se haya experimentado de forma individual. Luego de este paso,
será posible poder hablar de enseñar por medio de
los contenidos la eficacia y el respeto por sí mismos a
nuestros alumnos.

Así también, es necesario que el programa
que integre la autoestima y la resiliencia este mediado por los
contenidos tratados en el aula, de tal forma que exista un
equilibrio que logre integrar a ambos constructos. Dentro de esta
misma idea, se pueden llevar al aula las creencias
implícitas existentes respecto a la pobreza, tales como:
"se nace pobre y se muere pobre", "los niños de estos
sectores son menos inteligentes", "no existen oportunidades para
surgir", etc. La escuela tiene la función de analizar en
detalle estas situaciones, principalmente para determinar que tan
verídicas son, y además, lograr buscar soluciones
efectivas para superar estas problemáticas.

Otro de los aspectos destacados es el relacionado con la
valoración de la diversidad existente en cada aula. Cada
niño/a es un mundo distinto, por ende todo parte del
reconocimiento y respeto de su realidad social y personal, lo que
implica que cada docente pueda, de acuerdo a sus posibilidades,
lograr que todos los alumnos asuman que su persona con todas las
dimensiones que ésta comprende, es igualmente valiosa. El
problema bastante difundido es el que se produce cuando existen
favoritismo o prototipos de alumno "estrella" o "modelo", que se
convierten en un estándar que no corresponde a la
heterogeneidad de niños y jóvenes presentes en una
institución educativa. Dicho lo anterior, es evidente que
este tipo de creencias también son necesarias trabajarlas
de forma crítica, aislando los elementos que permitan
establecer lo verdadero de lo falso, mostrar que su realidad no
es menos que las que son difundidas por los medios de
comunicaciones y por la sociedad, y que son consideradas como
deseables o superiores, y que obviamente corresponden a una
visión centrada en la acumulación de bienes como
sinónimo de felicidad y éxito. Es así, como
debemos lograr mantener un adecuado clima en la clase, donde
nosotros como profesores, seamos capaces de dar a la totalidad de
los alumnos las instancias para que se puedan desarrollar de
forma efectiva, tomando en cuenta las distintas formas de
aprendizajes como también las múltiples
inteligencias que según H. Gardner están presentes
en cada uno de ellos, valorando sus cualidades y habilidades para
ciertos contenidos, y así mismo, reforzando otros
más difíciles de ser asimilados por ellos
mismos.

Sin embargo, por mucha dedicación que pongamos a
nuestra labor docente dentro del aula, es muy importante contar
con el apoyo de los padres en el crecimiento de sus propios
hijos. A pesar de que hoy en día contar con este apoyo
extra puede sonar algo difícil, es importante que sepamos
proporcionar a los apoderados información sobre lo que
está ocurriendo con sus hijos, ya sea en el ámbito
académico, como las relaciones y formas de vida que se
crean dentro del aula. De esta forma, en conjunto, podremos ir
abarcando temas como la autoestima y resiliencia desde un
ámbito global, el cual reúna todas las instancias
en las que el alumno se desarrolle, ya sea dentro y fuera del
aula, además de las relaciones que crea con su familia,
amigos, compañeros, etc.

Conclusión

Una de las grandes premisas que se puede sostener es que
la educación seguirá siendo la instancia que
permite a los niños y jóvenes lograr crecer como
persona, además de ser proveedora de los recursos
necesarios para la superación personal. Esta no es
sólo una creencia, es más bien para todos aquellos
que tenemos esperanza en ella: una certeza. La misión
fundamental de la escuela es participar en forma activa en el
desarrollo humano de cada una de las personas a quienes recibe, y
en especial de aquellos que presentan más barreras para
lograr este objetivo.

Es así como actuará la resiliencia dentro
del aula donde estemos trabajando, ya que ésta es una
consecuencia de la autoestima positiva que tengan los alumnos,
éstos podrán mirar más allá y darse
cuenta que puede existir un futuro mejor de lo que ellos viven
actualmente, abriéndoles la mente para conseguir la
superación personal a través de la
realización como persona que ellos podrán
experimentar dentro de la sala de clases. Es ahí, donde
nosotros como sus docentes – guías deberemos estar
apoyándolos y brindándoles las herramientas para
que puedan confiar en sí mismos y sentirse capaces de que
sí pueden lograr el objetivo que ellos se
propongan.

Como se declaró en el transcurso de este
artículo, en los sectores más desfavorecidos, el
principal recurso es el docente, el cual puede originar una
transformación que marcará la vida de cada uno de
los niños, por ello es indispensable que exista un apoyo
incondicional, un ejemplo inspirador, un modelo de vida que
estimule en lo posible motivar a los niños a alcanzar las
metas e ideales de cada uno de ellos. Lo anterior se
podría enmarcar como sólo un discurso lleno de
retórica y de buenas intenciones, no obstante se
debería asumir como un deber, acorde al respeto a las
necesidades y la dignidad de cada uno de los seres humanos que
pasan por un centro de educación formal.

Para finalizar este documento es necesario
señalar que entender la educación sin un sentido
social, es desconocer su naturaleza como servicio basado en el
amor por el otro, es el oficio del maestro/a uno de los
más nobles, principalmente porque contribuye
principalmente en los contextos de vulnerabilidad, a mostrar un
mundo más humano que a pesar de todos los problemas y
barreras que deban enfrentar, es posible superarlos. Toda la
pedagogía se podría resumir en el más
básico precepto, que podríamos decir que es: el
amor por quienes son puestos a nuestro cargo, el respeto por su
grandeza como seres humanos, ver en ellos a los futuros hombres
que construirán un mundo mucho mejor que el nuestro y que
a futuro ellos podrán con cariño y profundo afecto,
recordar a quienes les enseñaron que todo era posible para
quien se lo propone.

Referencias
Bibliográficas

1. Branden, N. (1995) Los seis pilares
de la autoestima
. Madrid, España. Ed.
Paidós.

2. Vega, M. y Miranda, M. (2005)
Maestros, alumnos y conocimientos en contextos de
pobreza
. Santa Fe, Argentina. Ed. Homosapiens.

3. Eyzaguirre, B. (2004) Claves para la
Educación en la Pobreza.
Seminario de
Mejoramiento educativo en sectores de escasos
recursos.

4. Cyrulnik, B. (2002) Los patitos
feos. La resiliencia: una infancia infeliz no determina la
vida.
Barcelona, España. Ed. Gedisa. 5º
Edición.

5. Ossa, C. (2002) Elementos
constituyentes de la representación social de la
educación de los profesores de educación
básica.

 

 

Autor:

Nataly Herrera

Estudiante de Pregrado de Pedagogía General
Básica de la PUC.

Fabián Inostroza

Estudiante de Pregrado de Pedagogía General
Básica de la PUC. Bachiller en
Educación.

Partes: 1, 2
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